Y cuando ya era la quinta vez que trataba yo de darle forma a una idea/pensamiento/reflexión/cosa pensada sin poder decirla como a mí me gustaría y creyendo que no era clara con lo que quería decir (como me ocurre casi siempre), mi perrita me dió el cachetazo sutil que necesitaba: se acostó a dormir la siesta en un lugar en el que me hizo pensar... que soy muuuuy repetitiva.
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